Tomás y Juana siempre han estado juntos, incluso en los escasos momentos buenos de su vida. Ahora se sienten muy afortunados viviendo en un lugar en el que se acumulan las cosas rotas que la sociedad ha tirado. Pero las cosas aunque estén rotas pueden ser bonitas y útiles… Como las personas rotas. Como ellos mismos… Tomás y Juana, personajes a medio camino entre lo humano y lo animal, sobreviven en este mundo extraño porque han descubierto que, estando rotos, siendo defectuosos, inservibles para la sociedad, pueden ser algo parecido a felices, o por lo menos a lo que ellos entienden por felices. En realidad, son dos seres humanos muy actuales, propietarios de muchas más cosas de las que necesitan, pero rotos emocionalmente en su interior. Pueden empeñarse en tapar esas roturas interiores o vivir con ellas y descubrir que también así se puede ser feliz. Reinan en este mundo suyo nada realista que se mueve entre lo poético y lo onírico. Son el rey Tomás y la reina Juana.