Propuesta de danza contemporánea que investiga la relación entre cuerpo y tecnología. Sobre el escenario, dos personajes cansados a los que nada sorprende, incapaces de sentirse vivos si no es llevándose a sí mismos más allá de límites inimaginables. Se plantean, ¿cómo permanecer en este mundo entre real y virtual cuando al cuerpo le espera un fin ineludible? ¿Cómo conseguir ser recordados? Las redes sociales nos sumergen en una pseudorealidad que hay que alimentar a diario para no caer en el olvido, y esta exigencia de mostrarse y obtener continuamente aprobación, acaba teniendo consecuencias en nuestro cuerpo, que pasa a ser contenido, un objeto de consumo. Es el precio que pagamos por obtener la aprobación social y por sentirnos parte de la sociedad, aunque el resultado sea una vida en soledad.

Encuentro con el equipo artístico tras la función.